La violencia es un hecho inmensurable del tiempo; y la circunstancia que atravesamos en la comunidad dramática, devela sus gamas en todos los acontecimientos últimos, sobre todo en la incitación a la disgregación, al engrandecimiento de los polos ideológicos, al distanciamiento entre los estudiantes.
Creer que repudiar la violencia es excluir, injuriar, discriminar y perseguir a quienes por derecho han defendido las propias reivindicaciones, las humanas ideas, revela una condición humana muy pobre y muy lamentable, en una universidad que pretende formar artistas de “espíritu critico y de conciencia social”; esto es lo mismo que creer que la delincuencia se termina con el incremento de cárceles, con el incremento de irrisorios policías, con el incremento de duras leyes. Y es triste oír de un docente que: “sino estas de acuerdo con la gestión, con la institución o con este sistema: ¡andate!; es simple y deja estudiar a los que quieren” (o pueden).
La universidad se construye entre todos…
Es un pilar social que debe contribuir a nuestro desarrollo humano, al desarrollo de la conciencia, en el debate libre y abierto, entre todos, más allá de cualquier postura política.
El hecho ocurrido el 10 de noviembre, es lamentable para TODOS.
La circunstancia supero los límites y fue insostenible.
El gas pimienta fue una porquería, una ceguera expansiva que ha inmiscuido a las personas en las propias pasiones, en el propio ego, en el individualismo desmesurado, para convertirse en un capitulo mas de aquel libro de Saramago.
Como estudiante de Dramáticas,
Me solidarizo con los estudiantes escrachados, injuriados y discriminados en los últimos días.
En defensa de una educación pública, de espíritu democrático y abierta para todos aquellos que quieran formar parte de ella, sin por ello tener que hacer pacto de obsecuencia.
Gastón José María Saldívar
Lic. en Actuación
Dpto. de Artes Dramáticas del IUNA
No hay comentarios:
Publicar un comentario